El colágeno representa entre el 20% y el 30% de las proteínas totales del organismo. Su importancia se refleja en los elevados porcentajes de esta proteína que tiene los órganos: 70% de la piel, 50% del cartílago, 10% de los pulmones y 4% del hígado.
Al tratarse de una proteína de gran tamaño, sólo un 1% de la misma es asimilable por el organismo. Cuando es sometida a hidrólisis enzimática, sus cadenas de polipéptidos se fragmentan, quedando reducidas a péptidos y aminoácidos, cuyo peso molecular es más bajo. Con este proceso se consigue que la molécula de colágeno tenga un tamaño menos y logre atravesar las paredes de los intestinos para llegar a los tejidos.
El colágeno hidrolizado se obtiene mediante hidrólisis enzimática, a partir del Colágeno tipo 1. Su apariencia es la de un polvo blanco altamente soluble e inodoro. Se caracteriza por la abundancia de aminoácidos específicos que no entran en la composición de otras proteínas. Esto explica que tenga unas propiedades únicas, como su gran resistencia a la tracción. Un ejemplo de ello son las fibras del colágeno en tendones humanos, cuyo punto de ruptura es de varios centenares de kilos por centímetro cuadrado.
En el presente, esta proteína se ha convertido en un componente fundamental de los suplementos dietéticos y de la cosmética. Las investigaciones científicas han establecido que una dosis de 10 gramos de colágeno hidrolizado cubre las necesidades diarias de un adulto. Dicha dosis constituye una valiosa fuente de proteínas. Los principales beneficios que aporta son los siguiente:
El colágeno hidrolizado carece del potencial alergénico de otras proteínas hidrolizadas, como la leche o la soja. Tampoco tiene efectos secundarios.
Debido a que sus cadenas de aminoácidos son más cortas, el colágeno hidrolizado no tiene capacidad para formar un gel, por lo que se disuelve con facilidad en líquidos fríos. Al no dilatarse ni calentarse, sus propiedades aflutinantes no varían, lográndose una mayor absorción.
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